martes, 22 de septiembre de 2015

Abogacía: Sobre la (no) deferencia entre compañeros

A raiz de un comentario en Twitter de una compañera madrileña (Delia Rodriguez) me he animado a hacer por fin este post, que lo tenia entre los posibles desde hace bastante tiempo.

La verdad que nunca dejarán de sorprenderme ciertas actitudes de “compañeros” de profesión en el devenir de esta, en su día a día.

No llevo mucho tiempo (algo menos de 4 años), pero ya puedo decir que en mis propias carnes o en las de mis compañeros de despacho me he encontrado casi de todo. Y en este caso me refiero al lado negativo (positivo tengo mucho que decir también, pero quizá en otro momento).

Por ejemplo (y cuando digo gente, quiero decir “compañeros abogados”):

Gente a la que mandas una duda por email, sabiendo que son especialistas en un tema y dejando claro que eres un compañero novato y JAMAS te contestan. Ni por mail ni por telefono. Además dudas sencillas, de las que se responden en 5 minutos si llevas tiempo ejerciendo, de práctica pura.

Gente que duda de que seas abogado por chorradas como que no te encuentren a la primera en el Censo de Letrados del CGAE (que muchas veces va como el culo), y en base a tu criterio jurídico sobre un tema (bastante más valido que el que la otra persona defiende, en ocasiones). De traca vamos.

Gente que evita cualquier contacto con el rival para que ese tema tenga que ir de manera contenciosa sí o sí e incrementar la minuta. Sin comentarios.

Gente que coge a un cliente de rebote y echa pestes sobre el abogado anterior. Que me lo expliquen.

Gente que directamente te habla de una manera completamente irrespetuosa, casi gritandote, por no compartir tu criterio. En fin.

Gente que te trata con una total condescendencia, casi rayando el insulto. ¿Abogados?

Gente que se aprovecha de tu bisoñez para tratar de sacarte toda la información posible en las esperas antes de una vista. Increible. Quiza me faltan perrerias, o es que soy de otra pasta.

Gente que se inventa las leyes o las interpreta de manera torticera para “meter miedo” en la negociación de un acuerdo (esto me toca especialmente la moral).

Y un larguisimo etcetera.

Cada vez que vivo una situación asi siento una enorme sensación de tristeza. Tenemos a los clientes, los plazos, la fundamentación juridica, todo lo que ya necesitamos para darnos dolores de cabeza y tener que currarnoslo para salir adelante. ¿De verdad necesitamos ponernos la zancadilla?

Sinceramente, no lo entiendo.

Podre ser un abogado mejor o peor, pero tengo claro que en esta vida no se me va a conocer por ser un mal compañero o por no tender la mano a los que lo necesiten cuando sea oportuno.

Son tiempos de ayudarnos. Hay que crecer todos juntos.














1 comentario:

  1. Repito:hay abogados que ponen zancadillas a los colegas y los hay que intentan matar a sus clientes.

    ResponderEliminar