viernes, 21 de febrero de 2014

Los Abogados y el concepto "tiempo de negocio/tiempo de ocio"

Uno de las cuestiones en las que siento que más puedo mejorar desde que ejerzo la abogacía es, sin duda alguna, una correcta gestión del concepto que podríamos llamar “tiempo de negocio/tiempo de ocio”.

Entiéndase este concepto no como un déficit de la eficiencia en el trabajo por su metodología (eso es harina de otro costal), sino más bien como un concepto de carácter psicológico.

Explicado llanamente: No lograr desconectar al 100% del ocio en el tiempo de trabajo, ni lograr desconectar de las preocupaciones que esta profesión depara en el tiempo de asueto.

Sobre todo al principio, creía que parte de la culpa la tenía el hecho de que estaba ejerciendo en un cuartito dentro de mi casa.


Nunca desaparecía la tentación de desconectar a media mañana viendo un rato la tele y de tumbarme un rato en el sofá. Y, en la otra cara de la moneda, no había fin de semana donde no tuviese la tentación (a la cual acababa sucumbiendo la mayoría de las veces) de repasar ese expediente pendiente, o de tratar de buscar apoyo jurisprudencial a una idea que había tenido para uno de los asuntos.

Es cierto que con el paso de los meses y de los casos, uno poco a poco fue ganando ciertas tablas en este aspecto y fue poniéndose unos limites (cada vez más respetados) para aprovechar al máximo posible tanto en el tiempo de ocio como el negocio.

Por tanto, y ya con cierta perspectiva, me he dado cuenta de que controlar la tentación en el tiempo de negocio era cuestión de cierta disciplina y, sobre todo, de cierta carga de trabajo que me hiciera no tener más remedio que anclarme a la silla y al ordenador para cumplir a tiempo con mis obligaciones.

Sin embargo, la sensación en el tiempo de ocio, aunque creo que he logrado controlarla mejor, nunca he conseguido que desaparezca.

Y es que hay una parte de mí que piensa (por no decir que está segura) que el tiempo de ocio jamas será lo mismo que antaño, y que mi cabeza, como la de cualquier abogado, siempre estará en parte rebuscando una idea, un artículo... algo, que trate de hacer que los intereses de nuestros clientes se vean satisfechos.

Y es que esto que nos ronda a los abogados, y que nos rondará eternamente (es nuestro sino), no tiene otro nombre que responsabilidad. Una gran responsabilidad.

Y debemos luchar a diario para ser dignos de llevarla sobre los hombros.

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