martes, 18 de febrero de 2014

El Abogado y su precio

Cuando empece a ejercer hace 2 años, la consigna era clara: hijo mío, tu una por una baratito, que si no no te va a venir nadie.

Esta típica consigna, tan bienintencionada como desacertada, es una idea que el abogado, desde mi punto de vista, debe quitarse de la cabeza desde el principio.

Me explico.

Con este concepto en la cabeza, lo único que conseguía en mis primeros meses como ejerciente es que viniera gente a preguntarme chorradas, quitandome mucho tiempo y sabiendo esta gente que la consulta les iba a salir gratis (tu no les cobres por eso hijo mío, que así te hacen buena publicidad y vendrá más gente).

¿Que ocurrió? Pues que estos primeros “clientes" lo unico que me traían eran mas “clientes" que buscaban asesoramiento gratuito.

No solo eso, sino que evidentemente la seriedad, el rigor y el “cache" profesional con el te ve la gente de tu circulo brilla completamente por su ausencia.

Conclusión: HAY QUE COBRAR POR EL TRABAJO.

Se que es una consigna evidente, pero con cobrar me refiero a COBRAR UN PRECIO JUSTO.
Y sí, DESDE EL PRINCIPIO.

El trabajo que realizamos conlleva una enorme responsabilidad, así como una gran cantidad de horas de estudio. Y eso SE TIENE QUE COBRAR.

Ahora me arrepiento de no haberme valorado más a mi mismo desde el principio.

Además, y paradójicamente, desde que cambié el chip y empecé a cobrar sin excepción por mi trabajo un precio realmente justo, ha sido cuando más trabajo he tenido.

Han dejado de venir la mayoría de las personas que venían buscando asesoramiento gratuito (porque saben que ahora cobro), y quien viene ya sabe desde el principio que le voy a cobrar.

Es decir, ahora viene solo gente realmente interesada en contratar los servicios de un abogado.

Además, la gente que ahora viene y no pone problemas en pagar el precio de la consulta a la larga van a dar menos problemas a la hora de pagar la minuta final.

Y es que, como decía un profesor mío de la facultad, si alguien te pone pegas para pagarte 50 o 60 euros de la consulta, ya puedes imaginarte cual va a ser su actitud respecto a tus honorarios (escaqueo máximo).

Por tanto, y sin tratar de dar a nadie lecciones sobre marketing o política de precios (allá cada cual con como gestiona sus ingresos), desde mi punto de vista hay que cobrar desde el principio un precio digno y acorde con nuestro nivel de estudios y responsabilidad.

2 comentarios:

  1. que se entiende por precio justo ? si fuera a mi oficina una abuelita en condiciones precarias ¿cual seria entonces el criterio para cobrarle? .me podrías dar una sugerencia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas noches Natalia:

      Ante todo, gracias por leer la entrada del Blog y tomarte tu tiempo en comentar.

      En primer lugar aclararte que de lo que estoy hablando es de la Abogacía como sustento, como medio de vida. Por tanto, como cuando la gente va al dentista o a un fontanero, la regla principal es que deben pagar, y además un precio justo y acorde a la formación necesaria para prestar el servicio.

      Yo suelo ser bastante honesto con la gente, y siempre les hablo, si lo necesitan, de servicios jurídicos gratuitos que se prestan por ONGs o Administraciones, y por supuesto de acudir al Turno de Oficio, que es una manera de tener abogados excelentes para quien no tiene recursos.

      Dicho esto, soy de los que piensan que la Abogacía siempre ha de tener cierta vocación de servicio y ayuda, y jamas le he negado orientación o asesoramiento a alguien que lo necesite. Además, cuando el tiempo me lo permitía, estuve varios meses prestando asesoramiento gratuito en una ONG, por la que me sigo pasando de vez en cuando a ver como estan las cosas.

      En resumen, que cobrar lo justo al que puede pagar no es impedimento para ayudar en lo posible si alguien lo necesita. No me malinterpretes.

      Simplemente pienso que parte del respeto de los clientes te lo tienes que ganar tú solo dejando las cosas claras desde el principio y cobrando un precio acorde con el nivel de preparación y responsabilidad. Y me remito a mi experiencia propia para dar fe de que esto es así: cuando tú te empiezas a respetar y a valorar, lo hacen también los clientes.

      Muchas gracias de nuevo por tu comentario

      Javier

      Eliminar